DíA ONCE
Escritura:
“Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien predique? ¿Y cómo predicarán sin ser enviados? Así está escrito: ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian las buenas noticias!”
Romanos 10:14-15
Comentario:
La oración desesperada cambia lo que nos importa. A medida que pasamos tiempo con Dios, nuestro enfoque se transforma, de pedirle que supla nuestras necesidades a desear que otros lo conozcan también. Estos versículos nos recuerdan: alguien compartió las buenas noticias con nosotros, y ahora nosotros las llevamos a otros. No necesitas un título ni una plataforma. Dios ha colocado a cada uno en un círculo de influencia específico. Lo que Él busca es un corazón dispuesto, listo para ser enviado, y cargado también con el deseo de que otros sean enviados.
Práctica:
Tómate un momento hoy para pensar en el lugar donde Dios te ha puesto: tu familia, tu vecindario, tu trabajo, tus conversaciones.
Pide sentir carga en tu corazón para que las personas a tu alrededor lo conozcan.
Pide claridad para ver a dónde ya te está enviando.
Pide valentía para compartir las buenas noticias cuando Dios te dé la oportunidad (¡porque lo hará!).
Que tus oraciones desesperadas crezcan hasta convertirse en un deseo de que otros también lo conozcan.
Oración Guiada:
Padre Celestial,
Tú has dicho que la mies es mucha,
pero los obreros pocos.
Miro el mundo a mi alrededor,
mi familia, mis amigos, mis vecinos,
y veo a tantos que están perdidos,
veo a tantos que están quebrantados.
Solo Tú tienes el poder para salvarlos.
Hoy te pido que me envíes,
con las buenas noticias de Jesús.
Dame oportunidades divinas mientras camino,
para hablar de Tu gran amor y misericordia,
y cumplir Tu misión.
Dame un corazón compasivo
por Tus ovejas perdidas y descarriadas.
Vengo ante Ti como un siervo humilde,
y estoy listo para la asignación.